Poco se habla del nuevo inquilino del castillo, ese supuesto conde, que solo sale de noche, en su coche de caballos, tirados por esos corceles enormes, hermosos, sí, no digo que no, pero que dan mucho miedo, el pelaje negro azulado, tan brillante, los ojos inyectados en sangre, los colmillos afiladísimos... Y tan veloces como silenciosos ¿no crees que son siniestros, María?- Le preguntó Catalina a su hija pequeña desde el quicio de la puerta del dormitorio. Sostenía una palmatoria encendida en la mano derecha que proyectaba sombras alargadas en la pared. La joven parecía ensimismada y no contestó. Estaba vuelta de espaldas, en la penumbra. Nunca había sido muy habladora, pero la adolescencia había borrado todo resto de candidez. - Buenas noches, mi niña. - Le dijo Catalina a su hija cariñosamente, y cerró la puerta tras de sí. La joven levantó la cabeza hacia la puerta sin decir nada. Un viento helador barrió la...
Relatos de los cursos de Escritura Creativa del C.C. Teodoro Sanchez Punter y de la Sala 2 del C.C. Salvador Allende