MIL PESETAS Mauro se alegró cuando la alarma sonó indicando el fin del turno de trabajo. Estaba en la cadena de montaje con al menos otros cien compañeros. Era viernes y salió rápido hacia la ducha pues el agua caliente se terminaba. Mientras se secaba y peinaba el pelo, oía las voces de los compañeros gritar eufóricos ante el fin de semana que acababa de empezar. Cada uno tenía una expectativa distinta pero habían cobrado la nómina y eso animaba. Usó el desodorante barato que tenía en la taquilla pues, si era bueno, se lo quitaban. También la colonia la compraba por litros y ambos olores, juntos, más que acompa- ñarle le perseguían. Cogió la bolsa de deporte donde puso su ropa de trabajo de toda la semana y en un estuche de plástico pequeño escondió los calcetines que tenían vida propia...
Relatos de los cursos de Escritura Creativa del C.C. Teodoro Sanchez Punter y de la Sala 2 del C.C. Salvador Allende