Convalecencia.
Zaragoza, Enero 2019
Me
dijiste que vendrías al hospital. Y el
lunes, cuando ya estaba esperando la visita del médico para darme el alta, me
llamaste por teléfono:
-
¡Hola! ¿Dónde estás?-preguntaste.
-
En el hospital aún. A ver si viene el médico. Creo que hoy me mandan a casa.
-
Voy ahora, en un cuarto de hora estoy ahí.
¿Número de habitación?
-
307.
-
Venga, ahora nos vemos.
-
Chao- Me despedí.
Estaba
sentada en la cama, reservando fuerzas para el resto del día, en camisón. Solo me dio tiempo a lavarme la cara y los
dientes en una palangana cuando llamaron a la puerta.
-
¡Hola! ¿Qué tal? –Te acercaste a la cama y te
besé en la mejilla, la barba, con ganas de más, pero no lo hice porque estaba
acompañada. Te quedaste un rato. No querías cogerme la mano porque las
llevabas sucias del trabajo y hablamos de todo un poco, de los
aviones, de un telescopio que habías comprado y no te llegaba... Estabas contento y relajado.
&&&
Montevideo, Diciembre 1994
Sentada
en el sofá de casa en Montevideo, con el equipaje a medio hacer porque
volvíamos a España en dos días, yo tenía la pierna escayolada desde la ingle
hasta el tobillo, y lo único que le daba lustre a mis dieciocho años ese día
era que, aunque hacía dos días Álvaro se había volatilizado como por arte de
magia cuando mis padres llegaron al hospital, ese día iba a venir a verme. Así que me arreglé lo mejor que pude y lo
esperé ilusionada.-Por supuesto y no fui capaz de decir que nos dejaran
solos un momento.
Álvaro
se arrodilló para despedirse y lo abracé, sin poder contener las lágrimas
porque sabía que probablemente no volvería a verlo y sin parar de pensar:
-
Pídeme que me quede, ¡no quiero irme!, por favor
pídemelo.
Veinticuatro
horas de viaje con incidencias de vuelo nos llevarían a mi familia y a mí sin
remedio de vuelta a Zaragoza al día siguiente y
la convalecencia de mi primera luxación de rodilla- seis meses sin
recuperarme del todo- me quitaría los
pájaros de la cabeza. Álvaro desapareció de mi vida como el día del hospital,
sin dejar rastro- y pondría a prueba mi escasa paciencia, con la que parece que
los hados se divierten a menudo.
&&&
Zaragoza Enero 2019
Al final nos besamos para despedirnos y te
susurré que me llamaras. Al rato, vino
la doctora y me dio el alta.
&&&
Montevideo, Diciembre
2014
Fui a
Uruguay de vacaciones, invitada por una amiga común, hace cuatro años. El primer día, nada más aterrizar, ella había
organizado una comida con Álvaro y su pareja.
Solo quedamos ese día, fue cordial el encuentro. Los dos recordábamos mi caída y el viaje en
ambulancia al hospital, pero no quedaba nada de la complicidad de veinticinco
años atrás, y puede ser que ni la amistad hubiese sobrevivido.
&&&
Zaragoza, Febrero 2019
En
cambio, tú, piloto, siempre apareces en un recodo del camino, cuando, a punto de tirar
la toalla, aún te espero.
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