LA PALMATORIA
Soy la elegante palmatoria. Mi esbelta figura empieza en el pie, en forma de redondo platillo, para
poder ocupar los muchos lugares donde debo llegar, Un soporte cilíndrico es la
prolongación que me permite amparar la vela, que encendida, es la esencia de
mi ser. La luz que proyecto es el
principio que me ha hecho necesaria. Una redondeada y adornada asa grande se
funde con mi base, formando un único cuerpo. Y éste todo, durante siglos, venció
la oscuridad y sus enigmas.
Siempre fuí imprescindible, hasta que la oronda y
engreída bombilla apareció como única. ¡Sí no puede moverse¡
Me han fabricado de bronce, plata y
oro. Cada modo va a distinguir un destino, pero
siempre orgullosa de quién soy y como soy.
Nací bronce para iluminar Iglesias y
Monasterios, oscuros y enigmáticos lugares, donde acólitos y viejos abades
han leido misales, escritos bulas y acercado sus manos a mi lumbre para calentar
sus frías manos.
Me hicieron plata y me acomodé en
ricas Catedrales y acaudaladas haciendas, donde la historia se ha escrito
mordaz y adulterada.
Asimismo me fabricaron oro para servir
a Reyes y Cortesanas, Cardenales y Papas, que me estimaron divinamente. He sido testigo de engaños y conjuras, de venganzas
y placeres. De mano en mano he estado en alcobas
prohibidas, en estancias de mentiras y traiciones. Bajo mi luz se han escrito confabulaciones y se han firmado conspiraciones. He
visto amores prohibidos y
acompañado pasiones verdaderas, que la historia a veces no contó.
Yo he sido el todo de las cosas. Sin
mi luz no había nada, pues nada existe. Nadie ha reconocido mi impagable
importancia en la crónica de la historia.
Hoy, además de la arrogante bombilla,
me discute mi valor, la altanera y osada linterna. ¡Nunca¡ No me igualará
jamás. Si cuando se la necesita no tiene pilas.
Aunque no consigo escapar de su
maldad, sigo luchando contra mi gran enemigo ¡EL VIENTO¡
Es desleal y traidor. Me acosa por la
envidia de no tener las caricias de las manos
que me protegen de él.
Pero… un soplo y
adiós
Jesús añaños
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