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UCU


UCU

Mª Pilar Usar

 

Era una tarde de invierno. Nos reunimos los amigos en mi casa a echar una partida y tomarnos unas cervezas. La tarde se hacía larga, alguien tuvo una idea que la discutimos y al final la llevamos a cabo. Jugar a la ouija. Como no teníamos tablero con una cartulina blanca y un rotulador la hicimos. Éramos cinco, así que decidimos jugar cuatro y el quinto apuntar las preguntas y respuestas, encendimos unas velas y puse un poco de orden –“Si os reis no saldrá nada, hay que tomárselo en serio.”

Nos concentramos en absoluto silencio y fui yo quien hizo de médium. Tardó un rato hasta que se movió el vaso. Pregunté quien se manifestaba y salió su nombre UCU. Dijo que era extraterrestre, que estaba en una dimensión que nosotros todavía no habíamos alcanzado. Empezamos a realizar preguntas, en una de ellas nos comunicó que Inglaterra tendría un conflicto con Argentina por una isla. Años después, gracias a nuestro escrito comprobamos que fue verdad. Acertó muchas cosas, otras incomprensibles. Nos fuimos aficionando y repetimos la experiencia. Uno de nosotros, el escribiente, tenía que ir a la mili y preguntó que dónde le tocaría. Contestó que en Melilla, y no haría ninguna guardia, que conocería a una joven que sería su esposa. Cuando todo esto se cumplió nos quedamos atónitos. Eran los años setenta. Nos animamos  y le pedimos el número de la lotería de Navidad, nos dio los cinco números y lo encontramos, la sorpresa fue que salieron esos números pero todos bailados, de tal manera que ni el reintegro nos tocó. Pero nos dio que pensar. Ya era un entretenimiento interesante, hacíamos pruebas para asegurarnos que no había trampa. A veces se movía tan rápido que casi no podíamos seguir con el dedo al vaso.

Pasó un tiempo, y cayó en mis manos una revista especializada en temas de parapsicología. Quedé espantado. Un grupo como el nuestro había contactado por el mismo medio con un extraterrestre llamado UCUS, ya la coincidencia me despertó el interés.

Les citó en un paraje solitario en una noche oscura. Acudieron con el coche los cinco. Llenos de emoción, pronto se convirtió en una pesadilla.

El coche se les paró sin poder moverlo. Quedaron en la más absoluta oscuridad. El silencio fue impresionante, ni un grillo se oía. Se empezaron a impacientar, ni las linternas pudieron utilizar. Salieron todos del automóvil.

Después de un largo tiempo indescriptible, de repente una luz cegadora inundó el lugar. Uno de los jóvenes se adelantó y lo vieron desaparecer, se refugiaron en el coche.

 Todo resultó inútil se agujereó el techo del coche y sustrajo a otro chico que gritando desapareció, los tres que quedaban salieron nuevamente e intentaron huir, quedaron petrificados, algo viscoso les atrapó como una serpiente, no podían zafarse de ella. Apenas podían articular palabra. La luz blanca resplandeciente se tornó en distintos colores haciendo círculos, rojos verdes, amarillos. A una gran velocidad. Ellos seguían atrapados rodeados por el cuerpo. La intensa luz no les dejaba divisar el aparato que la producía. Bajó la intensidad y observaron que el coche había desaparecido. El aparato extraterrestre era circular, enorme y bajaba un halo de luz vertical desde el centro. Ni rastro de sus amigos sus pies no les obedecían estaban clavados en el suelo. Era una agonía. Y esa cosa viscosa pegajosa que no les dejaba moverse ni despegarse de ella.

Al alba despertaron sin apenas recordar lo sucedido, con un malestar general, y un zumbido en su cabeza, se observaron unos a otros y descubrieron una señal, como una incisión en su nuca, todos igual. Sus dos amigos desaparecidos ni rastro como así el coche. Optaron por volver a sus casas. ¿Qué iban a contarles a sus familiares de la desaparición de sus amigos? Si lo contaban a la policía igual los detenían por sospechosos de tal desaparición. Aturdidos y desfallecidos despacio, fueron bajando la montaña.

Al día siguiente, recibieron una llamada de sus amigos, se reunieron. Habían aparecido dentro del coche a Km. de donde desaparecieron, con los mismos síntomas que ellos. El coche con un tono como metalizado y sin rastros de rotura en la techumbre y un extraño olor.

Después de aquella noticia, nunca jamás hemos vuelto a jugar a la ouija. 

Pude contactar con uno del grupo a través de la revista. Me llamó por teléfono y tuvimos largas conversaciones contándonos nuestras experiencias. Un día me sobresaltó la noticia que me dio. Uno de los compañeros abducidos se había suicidado, no soportaba el zumbido que iba a más y voces que oía en su interior. Fue una ocasión para conocernos y asistí al entierro. Me comentó que el otro amigo abducido lo habían ingresado en un siquiátrico, le descubrieron en la axila otra incisión, se lo extrajeron y era un pequeño dispositivo desconocido en nuestra tecnología.

Me sentí afortunado de haber descubierto esa revista. Tal vez nos podía haber ocurrido algo parecido. Hay algo curioso, el grupo que compartíamos este juego se deshizo y apenas los he vuelto a ver. -???

 

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