por Miguel Angel Marín
Solo oigo el cris-cras de mis pasos sobre la nieve y el ulular
del viento. Vuelvo del cementerio por el camino encajonado entre montículos de
nieve sucia. Voy encorvada, las manos entumecidas por el frío y los pies con
sabañones. El paisaje, desolado. Solo unas briznas pugnan por mantenerse entre
los hielos. Los árboles, pelados.
Desde que murió he estado viniendo a verlo, a hablar con él a
menudo. ¿Que si creo que me escucha? Me figuro que no, pero me da igual. Es mi
forma de recordarlo, de echarlo de menos. Le vengo a contar mis cosas. Así voy
superando su ausencia, mi soledad.
Con lo que yo te quería. Tantas veces que te perdoné. A pesar
de tus desprecios, de tu maltrato, de tus engaños. Te mostrabas cariñoso
conmigo un día y me hacías sentir especial, feliz y te lo perdonaba todo.
Pero eso se acabó. No voy a volver más. Recorro este camino
por última vez. Y todo por la chica. Por Juliette. Hoy me he despachado a
gusto. Me he vaciado.
Te he estado contando que ayer apareció Juliette después de
meses sin saber de ella. Va y me planta que trabaja de puta en un lupanar de
París. Así, como si nada. Le solté un bofetón, claro. Por lo de puta y por lo
de ingrata. Ni una carta, ni un aviso a través de conocidos. No sabía si estaba
viva o muerta. ¡Diantre, que soy su madre! Yo la parí. No se lo esperaba. Empezó
a llorar como una cría. Y entonces me dijo que se fue por ti. Que ya no
aguantaba más. Que te odiaba. Que la violaste a los once años y que seguiste abusando
de ella hasta que se marchó. Que ha pasado hambre y frío y miedo. Que solo
vendiendo su cuerpo consigue salir adelante. Que no la juzgue. Que por qué no
lo impedí. Y yo, que no sabía nada. ¿No sabía nada? No, no lo sabía. Y ¿no lo
sospechaba? Algo sí, maldita sea, pero me autoengañaba, me decía que serían
celos a la niña de tus ojos.
Se fue hecha una furia para no volver.
Por eso he venido hoy a verte por última vez. Mal hombre,
canalla, desgraciado. ¡Abusar de tu propia hija! Eso sí que no te lo perdono.
Maldito sea tu espíritu. Ahí te quedas. Que
te pudras.
Comentarios
Publicar un comentario