Llegó el otoño Sentada frente al amplio ventanal de la sala polivalente, Adelaida contemplaba, ensimismada, cómo el sendero que conducía a la entrada principal de la residencia se iba cubriendo de hojas amarillentas. Se desprendían mansamente de los plátanos de paseo que bordeaban el camino. Había llegado el otoño. Oscurecía y las sombras de la noche se extendían por el jardín y le daban un aspecto fantasmal y melancólico. Adelaida se estremeció con un escalofrío que le recorrió toda la espalda desde la nuca. Se arrebujó en su toquilla de lana. Sus entumecidos huesos acusaban ya los cambios de tiempo. Pero era el mismo escalofrío que había sentido aquella otra tarde de otoño de hacía muchos años, cuando era joven y no padecía los achaques que ahora la atosigaban. Aquella tarde, como todos los jueves, Gabriel la había ido a buscar a la salida del taller. Solían ir a dar un paseo al parquecito qu...
Relatos de los cursos de Escritura Creativa del C.C. Teodoro Sanchez Punter y de la Sala 2 del C.C. Salvador Allende