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Mostrando entradas de septiembre, 2020

EL VACIO DE UN ABRAZO

  Esperaba en la puerta, nerviosa, impaciente, un poco aturdida en este tiempo de distancias. El alta era a las doce, faltaba media hora. Empezó a gotear   y se cobijo bajo las escaleras de urgencias. Allí enfrente de la puerta que se abría y cerraba en un concierto continúo, los mundos se cruzaban. Una mujer con su bebé en brazos sale de un taxi y con cara de angustia entra a recepción. Una madre con un gemelo en cada mano salen alborotando contentos de respirar aire fresco. El padre detrás con dos bolsas al hombro que imagina de un alta reciente. Once cuarenta y cinco en su reloj, pasos inestables por la acera. Un niño en carrito empujado por la abuela sale   llorando, se cruza con un repartidor que lleva un centro de orquídeas blancas y violetas,   anuncio de   buenas noticias, sonríe con tristeza. Una sirena rompe el equilibrio, se acerca rápida, aparca en   la rampa de urgencias y cierra los ojos…respira dolor a través de su mascarilla. Hoy una FP2, pr...

SINDROME DE ESTOCOLMO

SINDROME DE ESTOCOLMO Mi amo me tiene que ver blanca, como el mármol que me esculpe. Soy su musa, sólo yo. Este baño mensual de la luna en plenilunio logra embellecer todo mi cuerpo y lo deja más blanco para él y su inspiración. NOTA DE PRENSA: Después de un lustro, sigue sin aparecer Samantha, la bellísima modelo secuestrada.

EL ÚLTIMO ATARDECER

El último atardecer Subo al acantilado, exhausto. El atardecer está como yo he soñado siempre, rojo, con toques anaranjados. El mar es su fiel espejo. Rojo. Ah, cómo me atrae ese color. Rojo. Es el final, el de muchos acontecimientos, el atardecer es el fin. Tenía que ser hoy, el cielo me ha acompañado, es mi cómplice, rojo, solo falta que le regale al mar el puñal empañado de rojo, por fin el final. Lo conseguí.

Adaptarse o revelarse

¿ADAPTARSE O REVELARSE? -Hola Marisa, te llamo para confirmarte que salimos a pasear con Pili y Emi. Nos iremos a merendar y luego a la conferencia. -Bien, recuerda que mañana tenemos concierto de piano y pasado la inauguración de la exposición de Emma de sus acuarelas. -Sí y el sábado con los maridos a cenar y a bailar. -Abuela, abuela, despierta ¿por qué llevas la mascarilla en casa y dormida? -Ay hijita si yo te contara... -Cuenta. Es que ya me canso de jugar con los robots, recuerdo que cuando era pequeña iba a la guardería, tenía amiguitas y ahora casi siempre en casa me aburro. La tarde estaba lluviosa, lánguida, melancólica, era un momento propicio para por fin explicarle la “Nueva Realidad” a su nieta de trece años, recostada en su sillón favorito, mirando a la lejanía bajo la mirada intrigante de su única nieta comenzó tristemente a relatar lo que estaban viviendo. -Hubo una pandemia en 2020, tú tenías cuatro años, murió mucha gente, entre ellos tu abuelo y mi madre, que esta...

Tras la máscara

                                             Tras la máscara             Inés abre los ojos y se despereza risueña. Esta noche ha dormido de un tirón, lo que no conseguía desde hacía tiempo. A través de la ventana intuye un día espléndido. Pero su alegría se desvanece en cuanto se da cuenta de que seguimos inmersos en la pandemia.     Contrariada, aunque resignada, conecta la radio para escuchar las noticias. Sabe de antemano que serán igual de desalentadoras que los días anteriores.    ¿Cuándo acabará esta pesadilla? Recuerda el día que comenzó el estado de alarma, hace ya más de seis meses. Aquello no podía estar pasando realmente. Parecía el guión de una mediocre película de ciencia ficción, género que nun...

Septiembres

  Por Eva Fernández Regué las plantas de la oficina antes cerrar la puerta el 13 de marzo de 2020, sin saber   que el mundo frenaba un poco. Seis meses después, el coleo no ha   sobrevivido.   El poto y la suculenta sí.   Alguien las ha regado.    Otro septiembre, 19 años atrás, un SMS me anunció el cambio de siglo. Regresé a Zaragoza el viernes 7, para hacer un   examen de inglés el día 11.   Era una buena excusa para pasar unos días en casa, así que estaba encantada de quedarme hasta el miércoles, aunque de antemano sabía que no aprobaría.    El salón de actos de la Escuela de Idiomas estaba abarrotado y en el descanso salimos en tromba al pasillo y encendimos nuestros móviles, esos en los que sólo se podía jugar a la Serpiente, y a los que aún no éramos adictos. El SMS decía: “Atentado contra las Torres Gemelas”. Pensé que era una broma, pero todas las conversaciones parecían girar en torno al mismo tema…   No me dio t...

Desesperanza

 Por Miguel Ángel Marín Sale de trabajar ya de noche. El día ha sido flojo. Solo unos pocos pedidos de comida para llevar. El suyo es el único establecimiento abierto. Ningún cliente en el bar. Un par de trabajadores en la cocina, ella tomando nota de las comandas y cuatro ciclistas para entregarlas. Todo se hace por teléfono, mail o wasap. El ambiente en el exterior es fresco. Se abrocha la cazadora. El Paseo de Independencia está vacío. Ningún peatón, ningún coche. Incluso se han olvidado de encender las farolas. Todo está oscuro. Tiene que conectar la linterna del móvil para orientarse y no chocar con los obstáculos. El silencio. La ciudad entera conteniendo la respiración. Una sensación de soledad, de desasosiego le invade, inmersa en un ambiente desolado, irreal. El miedo. El enemigo invisible sigue activo, agazapado y letal. De pronto un coche que la deslumbra. Lleva luces de policía. Le dan el alto. -           ¿Adónde va usted? –...