por Miguel Angel Marín
Se conocieron una tarde en la que Johana tuvo que ir a
recoger a su sobrina al colegio. Johana era una brillante ingeniera
aeroespacial de 30 años, de cara redonda y ojos verdes. Frank, el maestro de la
niña, era un joven atractivo de su misma edad, atento, rubio y corpulento. Y la
llama del amor surgió intensa entre ellos. Johana encontró en Frank la alegría de
vivir. Por su parte Frank obtuvo de ella dulzura y serenidad. Habían pasado ya dos
años y su relación marchaba viento en popa.
Una tarde, en su cafetería habitual, Johana estaba seria.
-
Tenemos
que hablar… ¿Te suena el proyecto supertierra?
-
Algo.
La supertierra es ese planeta extrasolar que han descubierto similar a nuestro mundo,
¿no?
-
Sí.
Bueno, eh… me han seleccionado para formar parte del proyecto.
-
¡Vaya!
¡Enhorabuena! ¡Qué orgulloso estoy de ti!
-
Espera.
Todavía no he aceptado.
-
¿Y
eso?
-
Me
han ofrecido formar parte de la tripulación que va a viajar hasta allí, para
explorarlo.
-
¿Y
aún dudas? Es la oportunidad de tu vida.
-
Si,
pero hay un problema. Está a una distancia de 4,2 años luz de la Tierra. Se
trata de un viaje largo, de unos diez años en total. Y no quisiera perderte.
-
Ya
veo. Por mí, no te preocupes. Te esperaré.
-
El
problema es que como viajaremos a una velocidad cercana a la de la luz, el
tiempo pasará de forma distinta para nosotros. Esos diez años en la nave equivaldrán
a noventa para los que permanecéis en la Tierra.
-
Oh.
-
Hay
una solución. La NASA ofrece a las parejas de los astronautas la criogénesis y
despertarlos cuando vuelva la nave, dentro de noventa años. Pero supone
renunciar a toda tu vida, familiares y amigos por mí.
-
…Acéptalo.
Dormiré el gran sueño.
Cuando Frank despertó la sociedad había cambiado mucho. Era
un mundo nuevo, minimalista de color blanco, en el que tocando cualquier
superficie podías conectarte a la red. Un mundo en el que abundaban las mujeres
de aspecto juvenil, por causa de la regeneración corporal. Y una sociedad
dominada por ellas, que ostentaban la mayor parte de los cargos y puestos de
responsabilidad. También le sorprendió la multitud de zonas verdes, el aspecto pulcro
de las ciudades y los cielos azules. Todo funcionaba con energías limpias. Esto,
en el hemisferio norte…
Al fin había llegado el gran día. La nave regresó de su
misión y los tripulantes, tras innumerables pruebas, pudieron reencontrarse con
sus seres queridos.
Johana y Frank se fundieron en un abrazo infinito.
Johana le confesó:
-
El
universo es hermoso y terrorífico.
La radiación cósmica había reducido la esperanza de vida de la
tripulación a unos pocos años. Se amaron intensamente durante ese lapso. Eran
dos náufragos del tiempo en una sociedad extraña. Frank cuidó de ella, que
sufría terribles pesadillas y se mantuvo a su lado durante su enfermedad. Después
se quedó, como un barco a la deriva en un mar desconocido, completamente solo.
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