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Todo al quince negro. Adaptación teatral


Por Eva Fernández

 Personajes:

-Daniel Salvatierra (D.S.)

-Rose Marie (R.M.)

-Maxime, el barman

 

ESCENA 1.

El escenario muestra una vivienda.  A la izquierda, una habitación modesta, un hombre de mediana edad, vestido con traje, abre el cajón de la mesilla.  Saca una cápsula y se la guarda con cuidado en el bolsillo izquierdo del chaleco, junto al reloj.  Seguidamente, deja, dentro del cajón una hoja de papel, que dobla por la mitad.

El hombre abandona el dormitorio, por una puerta situada en el centro.  A la derecha, en el comedor, una mujer acuna en sus brazos un bebé.

Él se acerca y conversan:

 

DANIEL SALVATIERRA: No te puedo contar nada ahora, pero te prometo que a la vuelta lo haré.  Tengo que resolver un asunto incómodo, pero regresaré  por la mañana.  Prepara algo de equipaje.  Nos iremos de aquí una temporada.

ROSE MARIE: ¡No te conozco! ¿Qué está pasando? ¿En qué líos estás metido?¡Por dios, tenemos una hija!

D.S.: Ya te lo he dicho.  No puedo darte detalles ahora.  Pero tienes mi palabra, a partir de mañana estaremos juntos para siempre.

 

Él intenta acariciar la cabeza del bebé.

Ella se aparta.

D.S. Hasta mañana.

El sale por la derecha del escenario.

R.M. Adios.

 

ESCENA 2.

En una mesa de ruleta apuestan varios jugadores.  En una barra de bar al fondo un grupo de hombres vigila discretamente la mesa. Suena el tintineo de las máquinas tragaperras y el hilo musical de fondo. 

Daniel Salvatierra entra en el salón de juego con paso decidido y coloca todas sus fichas en el 15 negro.  La ruleta gira y la bola se para en el 15 negro.

La croupier saluda a Daniel con una  leve inclinación de cabeza. 

Recoge sus fichas y se dispone a cambiarlas.

El grupo de la barra se dispone a seguirlo.

Daniel se para en seco, se gira y se dirige a la barra.

D.S. Buenas noches, Maxime.  Póngame un bourbon con hielo, por favor.

MAXIME. Por supuesto.  Enhorabuena, señor Salvatierra, una buena mano en la ruleta.

D.S. Si, una buena mano.

 

El barman sirve el vaso con hielo, vierte la medida de bourbon del cacillo y se retira.

Daniel Salvatierra saca la cápsula del bolsillo, apura el bourbon de un trago y se dispone a salir del casino.

 

ESCENA 3.

Han pasado 3 días y Daniel no ha regresado.  Rose Marie, desaliñada y llorosa está sentada en la cama de la escena 1, el cajón de la mesilla está abierto.  Saca una hoja doblada por la mitad, la desdobla y lee:

 

VOZ DE DANIEL:

Mi querida Rose Marie,

Si estás leyendo estas líneas, probablemente todo ha salido mal.  Te mentí, la verdad es que no tengo fortuna, la busco. Soy un jugador.  Unas  veces se gana, y otras se pierde. Contigo he ganado una mano, pero he perdido la partida.   Tengo deudas de juego, y mis deudores me pisan los talones. 

La pequeña Danielle y tú estaréis mejor sin mí. En el tablón suelto de debajo de la cama tienes lo suficiente para empezar una nueva vida.  Vete ya.  Si no, puede que seáis las próximas.

 

Tuyo siempre,

Daniel

 

El escenario se queda a oscuras.

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