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Roy

por Miguel Angel Marin

A Roy siempre le había gustado la casa de sus padres. Era una casa modesta situada dentro de un parque. Le encantaba su olor y las vistas. Hoy acudía allí porque sus padres tenían que  tratar con él un asunto importante. Eso le habían dicho. Nada más. 

En la puerta lo recibieron sus viejos. Su padre, Peter, un sesentón enternecedor, con sobrepeso y calvo. Su madre, Alice, una mujer alta y delgada con rictus estricto pero justo y ojos centelleantes. Fue Alice la que llevó la iniciativa.

-          Mira Roy, tenemos que hacerte una pregunta, luego te revelaremos un secreto y al final, tendrás que tomar una decisión.
-          Vaya. ¡Cuánto misterio!
-          ¿Qué recuerdas de tu infancia?
-          Jugar al balón con papá en el parque… A ti, mamá, curándome alguna herida. Los amigos del colegio… no sé, una infancia feliz, creo.
-          Vale. Tenemos que confesarte algo. Nosotros no somos tus verdaderos padres.
-          ¿Qué?-dijo Roy ojiplático.
-          Los recuerdos de tu infancia, te fueron implantados. Nunca han ocurrido.
-          ¿Vais en serio?
-          Lo sentimos, cariño pero tenemos que contarte la verdad. Esta mesa, esta silla, este cuarto, la ciudad entera, incluso nosotros, no somos reales. Todo forma parte de una realidad virtual. Tu realidad virtual.
-          ¿Y los años de universidad, el trabajo en el bufete, Amanda, son reales…?- Preguntó con desesperación.
-          Bueno, son vivencias que has experimentado en este mundo virtual. Verás, a los 28 años sufriste un terrible accidente que destruyó tu cuerpo. Solo pudieron salvar tu mente. Desde entonces tu cerebro vive enganchado a una máquina soñando esta realidad virtual.
-          ¿Por qué me mantuvieron con vida?
-          Es un premio por tus servicios prestados al Estado.
-          ¿Y ahora?
-          Ahora debes tomar una decisión. O continuar viviendo en este mundo virtual o despertar en el real. Se te proporcionará un cuerpo nuevo similar al que perdiste, recuperarás tus recuerdos reales y podrás continuar tu vida. Una cosa, en el mundo real  han transcurrido unos cien años.
Tras pensar un poco, Roy contestó:
-          Ficción o realidad. Ficción para mi es el mundo real, allí no conozco nada ni a nadie. Este mundo virtual es el real para mí. Tendría que renunciar a vosotros, a Amanda, a todo lo que conozco. Me quedo con mi realidad virtual.
-          Gracias, cariño, por elegirnos.

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