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Mostrando entradas de 2022

Llegó el otoño

  Llegó el otoño    Sentada frente al amplio ventanal de la sala polivalente, Adelaida contemplaba, ensimismada, cómo el sendero que conducía a la entrada principal de la residencia se iba cubriendo de hojas amarillentas. Se desprendían mansamente de los plátanos de paseo que bordeaban el camino. Había llegado el otoño. Oscurecía y las sombras de la noche se extendían por el jardín y le daban un aspecto fantasmal y melancólico.          Adelaida se estremeció con un escalofrío que le recorrió toda la espalda desde la nuca. Se arrebujó en su toquilla de lana. Sus entumecidos huesos acusaban ya los cambios de tiempo. Pero era el mismo escalofrío que había sentido aquella otra tarde de otoño de hacía muchos años, cuando era joven y no padecía los achaques que ahora la atosigaban.       Aquella tarde, como todos los jueves, Gabriel la había ido a buscar a la salida del taller. Solían ir a dar un paseo al parquecito qu...

Yo que he vivido tantas vidas

  Yo que he vivido tantas vidas…        He vivido tantas vidas que ya no soy capaz de recordar cuándo ni cómo llegué a este azaroso mundo por primera vez. Ahora que me encuentro en el ocaso de la que ignoro si será la última, solo me vienen a la memoria retazos o imágenes fragmentadas de mis vidas pasadas.       Son muchos los que ponen en duda el fenómeno de la transformación o reencarnación. No seré yo quien intente rebatirlos ni daré los nombres, algunos reconocidos, de los individuos en cuyos cuerpos se ha transmutado mi espíritu, pero si diré que yo soy un ejemplo indudable de que existe.       El recuerdo más remoto que guardo de mi existencia, se remonta a finales del siglo XI, cuando compaginé mis ocupaciones como abad del Monasterio de San Millán de la Cogolla con mi laborioso trabajo en el “ scriptorium ”. Allí copié e ilustré, con mano minuciosa, varios códices, entre ellos el “ Liber Commicus”   o ...

I don't like Mondays

Por  OlgaMG             Me he levantado con la boca como un estropajo y dolor en el párpado izquierdo. El espejo me ha revelado el orzuelo. La farra de anoche, pienso. Ahora ya solo me falta el herpes labial, pienso a continuación. Me ducho. Vaya forma de empezar la semana,  me digo luego. No estoy de buen humor. Aborrezco las resacas. Y los lunes. Soy así de original.             Me visto sin gracia alguna y me bajo a comprar la prensa y el pan. En el estanco y la panadería hay filas tan largas o más que las del confinamiento. ¿Pero qué coño pasa hoy? Odio las colas. Bueno, aun a riesgo de repetir la palabra debería decir las filas para no ser malinterpretada, que es algo que me revienta.             Al salir del segundo establecimiento, piso una baldosa hueca que vacía su fétido y liquido contenido en mis p...

Malditos cigarrillos

  Por OlgaMG             “Yo que he vivido tantas vidas, y juraría que todas han sido con él,  jamás pensé que ahora que estamos todo el día juntos sería cuando más me preocupara…”             Antonia cierra los ojos, se acaricia la nuca dolorida y lee lo que acaba de escribir en la carpeta del Taller de Escritura Creativa. Le resulta impostado y artificioso. Ella sabe que su nivel está por debajo del de sus compañeros, donde hay todo tipo de profesionales, desde médicos y policías hasta profesores. Hasta le daba vergüenza al principio reconocer ante ellos que se sacó el Graduado Escolar siendo ya sus hijos mayores, cuando le quedó tiempo para ir a una Escuela de Adultos. Antes ni vivir podía, con la casa, los niños y la limpieza de varios pisos para complementar el magro sueldo del pobre Juan, por diez horas diarias tragando polvo del metal en el pulimento y algun...

Maldita canción

  Por Olga MG          Al llegar al rellano del tercero, se queda paralizada. Ha sentido algo: apenas una sombra en el aire, quizás una nota musical. Alerta, aguza los sentidos.          Y entonces la oye. Es la canción, sí, la maldita canción de Manuel. Derrotada, se deja caer en el primer escalón de subida al cuarto. Trémula la mano, rebusca un cigarro en el bolso y comienza a fumar compulsivamente, al ritmo de sus sollozos que van en aumento hasta convertirse en un llanto convulso.          Se abre la puerta del tercero B y, decidida, sale Estíbaliz, en ropa deportiva, con la mochila al hombro. Casi se da de manos a boca con Inma, sumida ya en lágrimas. —Dios mío, criatura ¿qué te pasa? —Perdona, perdona, estoy bien. Tranquila, que ya me calmo. —No, no estás bien. Nadie llora así por estar bien. Entra en casa y te preparo una tila. —No, no, grac...

El espectáculo debe continuar

YO, QUE HE VIVIDO TANTAS VIDAS, que he fingido tantas muertes, que le he prestado mi voz, mi sangre y mis entrañas a Nerón, a Calígula y a Julio Cesar, a Napoleón, a Don Quijote y a Gengis Khan, a el Zorro y al vampiro, a tantos galanes y villanos, hoy he sido relegado a papeles secundarios; en ocasiones sin texto, ya no me queda nada más, pero ahora mi nombre será recordado en los años venideros. Querido hijo, mi amado heredero, príncipe Macbeth, cuando hoy hundas tu daga en mi costado, no será de atrezo sino verdadera. Hoy no solo morirá el rey Duncan sobre el escenario, sino también este pobre viejo, que no se resigna a arrastrar sus pies sobre las tablas, a olvidar sus frases…, a perder la cabeza. Que estas líneas sirvan también a las autoridades para exculparte, pues yo he cambiado el arma falsa por otra verdadera.   Y también al elenco, a los técnicos, y al público en general. Os pido a todos que siga la función.   Aunque no pueda cuando baje el telón salir a sal...

La voz del invasor

  Ya sé que te saco de quicio.  Pero no puedo evitarlo.  Es mi única manera de sobrevivir, una planta trepadora, una hiedra, una enredadera, se alimenta del árbol que le sirve de soporte y al que embellece y ahoga al mismo tiempo. Solo que mi especie es distinta.    No sólo tiene unas raíces distintas, sino que son móviles; aunque lo normal es que cada vez que hago acto de aparición, y cada vez es más frecuente, es enraizada en tus inserciones cerebrales o en tu nervio ciático. Es entonces cuando me convierto en un verdadero ser vivo.    Cada vez que Mariuca o Miguel te tocan, intentando descubrir por dónde me muevo, donde habito, vas dibujando un mapa de mí, que abarca tu zona lumbar, tus glúteos, tus caderas, músculos de nombres preciosos cuya existencia desconocías; los piramidales, los serratos, los estabilizadores de las caderas… Y sensaciones distintas… Puedo ser más agudo, más difuso, más intenso, a veces más localizado, y otras, me extiendo com...

La despedida

  NOS VEÍAMOS MEJOR EN LA OSCURIDAD de los bares de copas, entre volutas de humo, cuerpos sudorosos y exultantemente jóvenes, como los nuestros entonces, que ahora, que forzamos comidas del grupo cada tanto, a las que los críos van a regañadientes. Nos mecíamos al ritmo de las canciones de moda de los 80 y 90, o nos desgañitabamos con los éxitos del momento, especialmente tú, debo decir- en grupos de amigos, parejas que se besaban y se abrazaban, se metían mano en un rincón, de manera torpe, a veces por primera vez… Así conociste a Hector. Nos contábamos las cosas mientras nos arreglábamos en tu casa, cuando íbamos de camino a San Miguel o en el trayecto entre los bares, o esperando, en la esquina o en la parada del bus… Y bebíamos.   Más de lo sensato, pero era nuestra forma de relacionarnos también.   De desinhibirnos.   De encajar.   Y era divertido. Bares en El Rollo, en el Casco.   Rondas de chupitos.   Copas.   Cervezas.   Agua… ...

Noventa y cuatro: Fatum

        Mario terminó de preparar su equipaje. La bolsa de aseo la dejaba para la mañana siguiente. La americana y el pantalón cuidadosamente colgados en el portatrajes. No los iba a usar, pero   no podía arriesgarse a levantar sospechas. La excusa para el viaje era la asistencia a una reunión preparatoria del Congreso Internacional de Arquitectura que iba a celebrarse en Gran Canaria. El verdadero motivo era encontrarse con Claudia, la atractiva diseñadora canaria que había conocido en la última Feria del diseño de Milán, y pasar juntos el fin de semana.      Hacía rato que su mujer, Mónica, se había acostado. Después de cenar le había comentado que no se encontraba muy bien, le dolía la espalda y la tripa. Cuando Mario entró en el dormitorio, le pareció que estaba dormida, así que procuró no hacer ruido para no despertarla, puso el despertador a las siete y no tardó ni dos minutos en conciliar el sueño.      Eran las tres de l...

Crisis

 Por Eva Fernández Originalmente, la palabra deriva del verbo en griego antiguo “ krinein ”, cuyo significado es juzgar para tomar una decisión y cuyo sustantivo “ krisis ”, significa juicio, decisión. Según Steven James Venette “ crisis  es un proceso de transformación en el que no se puede mantener el sistema antiguo”. Pues así estoy yo.    En crisis.    La de los 50 adelantada, o la de los 40 con retraso, vaya usted a saber.    El caso es que estoy en un proceso de CAMBIO, así, con mayúsculas. No es solo que me hayas echado de casa, y un tornado haya arrasado con todo, que también.   Es que...cualquier tiempo pasado me parece mejor.    A lo mejor esta descarga eléctrica en las pelotas era lo que necesitaba… -         Yo voy de subida y tu de bajada, y juntos no vamos ni para atrás ni para delante… y eso me desespera, -me dijiste. -         No quiero… no quiero ...

Crisis: Tarde de Miércoles

     Todos los miércoles,   las tres amigas se juntan a tomar café a las cinco de la tarde. Están durante una hora en animada conversación y después cada una va a sus quehaceres, reconfortada por la charla. Es su ratito semanal de esparcimiento, que les sirve para desahogarse y recobrar energías    Hoy han quedado en la nueva cafetería que han abierto en la plaza, cerca de donde vive Inés. Pero Inés todavía no ha llegado. Merche y Esther han elegido una mesa detrás de la cristalera. El sitio es coqueto y de ambiente cálido, aunque a Esther la decoración no le acaba de convencer. Demasiado minimalista para su gusto. Se acerca el camarero, un chico joven, de amplia sonrisa, que les ofrece una carta en forma de trébol de cuatro hojas. Va cubierto por un mandil negro que le llega hasta los tobillos. -          ¿ Qué van a tomar? Les recomiendo nuestras tartas caseras.   La de zanahoria está recién hecha. ...

2/2/22 (Sala 2)

  Por Eva Fernández “Cuando José Manuel vio bailar el auricular en la pantalla de su teléfono móvil aún no sabía que su hija había muerto. -Diga- contestó. - Hola, Jose-saludó Pepe, el padre de su ex; el abuelo de Desiree, con voz apagada. Era raro que llamara- ¿Dónde estás? - Trabajando.   – Respondió José Manuel, seco.   No había muy buen rollo, la verdad. La relación con Ana María era muy tensa, más desde que estaban pleiteando por la custodia de la nena -¿Qué pasa? - La niña, está muy malita. Ven. –Imploró el viejo. - La nena está muerta.- Aulló la abuela. (…)” Hoy es 2 del 2 del 22.   Han pasado dos años y pico.   Desiree tendría nueve.    Maika Serrano, la periodista de sucesos desplazada hasta Pontevedra para cubrir el juicio, levanta la vista de su portátil y fija su mirada en la cristalera del SalaDos, la cafetería que se ha convertido en su oficina improvisada.   Al otro lado de la plaza, el imponente palacio que alberga ...

Reflexión improvisada

Te sientas ante el ordenador y abres el documento de Word. Se suponía que ibas a terminar el relato más o menos intrascendente, quizás jocoso o triste, real o inventado,   que nos habíamos comprometido a escribir   en nuestra última reunión.   Pero los funestos acontecimientos de los últimos días   te tienen sumida en un desasosiego y malestar que te impiden concentrarte en algo que no sea exasperarte y lamentar   lo que está ocurriendo en ese país, Ucrania, del que hasta ahora lo desconocías casi todo. La idea de que si no hubiera armas, no habría guerras, puede parecer simplista y las manifestaciones del NO A LA GUERRA, pueden criticarse como expresiones de una cómoda inacción   que nada resuelve, pero una pregunta machacona tampoco puede dejar de plantearse: ¿qué exorbitantes ganancias dejarían de amasar los fabricantes de armamento si no instigasen a los enfrentamientos entre algunos dirigentes ególatras, perturbados por un desmesurado afán de domin...

Sala dos : Coincidencias

  La vida a veces nos desconcierta con sus casualidades. Y no es que éstas sean de por sí buenas ni malas, pero pueden provocar alguna consecuencia, no siempre agradable. Había quedado, como casi todos los domingos, con mi amiga Dorita para ir al cine. Tenemos unos horarios de trabajo incompatibles, así que preferimos ir a la última sesión. Al salir, tomamos algo rápido, si encontramos algún sitio abierto, lo cual no es fácil, porque los domingos, a partir de cierta hora, la ciudad aparece casi desierta. Nos contamos los aconteceres de la semana y nos despedimos hasta la siguiente. Normalmente es Dori   la que elige la película y se encarga de sacar las entradas por Internet. Nos gusta además esa sesión porque ahora que ya no hay límite de aforo, pero la mascarilla sigue siendo de uso obligatorio, hay poca gente y resulta menos agobiante. Estaba ya esperándola en la puerta de las salas de cine, tal como habíamos quedado, cuando sonó el móvil. Era Dorita. -  ...

Mis paraísos

Mis paraísos Cuando propuse el título de “Los paraísos perdidos” para nuestro próximo relato, lo hice de una forma totalmente inconsciente. Simplemente me resultaba agradable esa combinación de palabras. Después, cuando empecé a indagar un poco sobre el tema antes de ponerme a escribir, caí en la cuenta de que ha sido un motivo recurrente a través de los tiempos. Desde el clásico poema narrativo de John Milton, para quien el paraíso perdido es el Edén, pasando por Cervantes, Proust o Borges, que afirmaba que “ no hay otros paraísos que los paraísos perdidos ”, y por escritores más contemporáneos   como Seamus Heaney que exalta los milagros de los objetos cotidianos o Brian Dillon que en su ensayo “In the Dark Room” resalta el valor de la memoria vinculada a los espacios, la lista de escritores que se han visto atraídos por ese tópico literario sería interminable. Pero no es un tema exclusivo de la literatura, sino que   también ha sido abordado por cualquier tipo de expresió...