No
existe el futuro
Marcel y Fran
navegaban, hacía un mes, rumbo a lugares desconocidos, como cada año. Ahora,
de-
rrotados por un mar
atormentado, estaban naúfragos en
una playa luminosa, blanca y brillante.
Alegre, cada brizna de arena era un espejo que reflejaba la luz de
un sol, inmenso, implacable..
Flores de mil colores
y frutos de cien sabores, se divisaban
intensos formando un horizonte que el
viento, libertino,
mimaba con ternura. El suave declive de una colina devolvía, entre hileras de
jun-
cos, un riachuelo de
agua cristalina al mar.
-¿Dónde estamos?,
preguntó Marcel escuchando el silencio de las olas que mueren a sus pies.
-No lo sé. Todo es
desconocido. Quizás estamos solos, contestó Fran mirando la lejanía.
-Siento el miedo de la
soledad y el misterio de lo desconocido, balbuceó Marcel.
-Es un momento confuso,
comentó Fran al tiempo que buscaban un
paraje para cobijarse.
Nadie sabe nuestra
situación y el tiempo es nuestro enemigo, maldijo Marcel, advirtiendo que su familia
no percibiría su ausencia.
Su acaudalado padre,
déspota, buscaba su alma en oscuras noches de alcohol y amores comparti-
dos. Cliente de
prostíbulos y orgias sifilíticas, jamás comprendió ni le perdonó su
homosexualidad.
Nunca le dijo te quiero
ni nunca le brindó su ayuda.
Mientras se tumbaba,
Fran reflexionó que a él si le extrañarían todos. Bueno, menos su padre que,
enfermo de alzheimer, vivía
un universo de silencio y soledad. Fran le quería y se lo decía cada día.
La convivencia se
volvió emocional y
cómplice. Una noche, adormecido, Marcel
se abrazó a Fran,
quién, complacido, se
estremeció al juntar sus cuerpos. Aunque no era homosexual, extrañado, sin-
tió cautivador el gozo
del roce agitado de sus corazones. En ese instante, la atracción romántica se
convirtió en anhelo
sexual. Arrollados por él, sus cuerpos se
fundieron entre sí, acariciándose
con
pasión y experimentando el placer que, deseado, les envolvió en un mundo de éxtasis infinita.
El majestuoso amanecer
les deslumbró con su sol imperial, que en las hojas, plasmaba el matiz ver-
de de la esperanza. Quisieran
detener este tiempo que, indomable,
siempre les supera..
-¿Cómo será nuestro
futuro?, inquirió Marcel.
-El futuro no existe,
contestó Fran. La existencia es un flash del presente que se hace pasado. Sólo
tenemos recuerdos. El tiempo solo existe en presente.
Nunca seremos futuro.
Kanela
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