Por Andrea Sanz.
- ¿Te parecerá bonito lo que has hecho eh?
- ¿Qué cojones? – Grita Natalia al ver su reflejo con cara de pocos amigos. - ¿Me estás hablando tú? – Pregunta dando golpecitos al espejo de su baño.
- Claro, ¿quién sino? No hay nadie más despierto en esta casa.
- Bua que flipe. – Comenta Natalia a la vez que acaricia a su reflejo.
- Déjate de caricias y de tonterías, que tú y yo tenemos que hablar.
- Uy, que borde la señorita. ¿De qué tenemos que hablar? Dime.
- No sé, dímelo tú. ¿Te has divertido esta noche?
- Bua no veas, me lo he pasado como nunca.
- ¿Sí? Pues yo creo que ha sido una de las peores noches de tu vida.
- ¿Qué dices? Que va. Ha sido la hostia.
- ¿Sí? Pues cuéntame, ¿por qué ha sido “la hostia”?
- Pues porque me lo he pasado en grande. He bailado, he cantado y básicamente he disfrutado de la noche.
- Y después de bailar, cantar y todo… ¿qué tal?
- Pues… pues… - De pronto Natalia se calla a causa del dolor que ha sentido al recordarlo absolutamente todo.
- ¿El qué tu novio te haya puesto los cuernos con tu hermana ha sido divertido?
- Calla…
- ¿Ha estado bien que de la rabia que has sentido hayas empezado a mezclar el alcohol con todo tipo de drogas?
- Cállate. – Le ordena Natalia a su reflejo.
- Un par de porros por aquí, un poco de cocaína por allá, y todo mezclado con vodka, tequila y puerto indias. Buena mezcla eh.
- ¡Qué te calles joder! – Sin poder controlarse, Natalia pega un puñetazo al espejo haciendo que este se rompa en mil pedazos. – Que alivio por dios.
Debido al golpe que acaba de dar, Natalia se ve obligada a coger betadine del botiquín para curarse las heridas que se ha hecho en los nudillos. Seguido se sienta en el suelo del baño con las rodillas apoyadas en el pecho.
- No has hecho nada malo. No has hecho nada malo. – Repite en voz alta para intentar autoconvencerse. – Simplemente has ido a una fiesta y has hecho lo que se hacen en ellas. Así que no has hecho nada malo.
10 minutos después se levanta, termina de desmaquillarse y se dirige a su cuarto para dormir.
- Y no nos olvidemos de los fuegos artificiales finales eh.
- ¿¡Tú otra vez!? – Grita Natalia al espejo de su armario. - ¡Desaparece ya!
- ¿Qué pasa? Solo te estoy recordando los buenos momentos que has vivido esta noche. ¿No decías que había sido “la hostia”?
- Basta ya por favor…
- Es que no puedo irme sin antes mencionar el mejor momento de la noche. Cuando en forma de venganza para tu novio te has tirado al primero que has pillado por banda. ¿Has usado protección o se te ha olvidado debido a lo borracha que ibas?
- Basta ya… Basta ya… ¡Basta ya! – Grita lanzando una almohada contra el espejo y comenzando a llorar. – Sí, esta noche ha sido una puta mierda. – Le empieza a hablar a su reflejo. – He hecho cosas de las que no me siento orgullosa y sí, me arrepiento de todo. ¿Eso querías oír eh? Dime, ¿¡Eso querías!?
- Sí. – Le contesta su reflejo antes de desaparecer y dejar a Natalia verse tal y como esta. Destrozada tanto por dentro como por fuera. E inmensamente… arrepentida.
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