por Miguel Angel Marín
Hola. Soy una bañera. Pero no una bañera cualquiera. Fui
construida por el artista André Bussons a principios de siglo XX. Una bañera
sobre pies estilo patas de águila, de
hierro fundido, interior esmaltado y
exterior pintado a mano con decoraciones florales en azul. La grifería
cromada en oro. Una pieza maestra.
Tras servir a un puñado de familias de la alta sociedad
francesa y la de un príncipe saudí, fui sustituida por obsoleta e incorporada como
pieza única a un museo.
-
Mamá,
¿qué es eso? – preguntó la niña rubia con cara de pizpireta.
-
Aquí
pone que una bañera.
-
Y
¿para qué servía?
-
Para
la limpieza del cuerpo. Se llenaba ese depósito de agua, la gente se introducía
en ella y se utilizaban jabones, aceites y cremas.
La
niña abrió mucho los ojos.
-
Tenían
que ser personas muy ricas para poder pagar tantos litros de agua.
-
No,
cariño, es que entonces el agua no era cara.
Durante
mucho tiempo formé parte de este museo.
He
visto cosas, que vosotros humanos, no creeríais. No, no se trata de las
intimidades corporales de las familias que me poseyeron, que también. Formando
parte de la colección “Historia de la Humanidad” fui prestada en diversas
muestras temporales a varias especies alienígenas durante los breves periodos
de paz con ellas. Así pude conocer la sociedad de pulpos avanzados de Etkron, que
viven en un mar de nitrógeno líquido, más allá del cinturón de Ashier; el
planeta-ciudad de los militaristas Ronan, mitad insectos mitad máquinas; las
increíbles casas champiñón de los Anakoretas; las torres infinitas de los
transparentes Sukortis…
Todos
estos recuerdos se perderán en breve. Hoy es el último día que abre este museo
situado en la colonia humana de una luna de Saturno. Recientemente se ha
descubierto una anomalía gravitacional. Esta luna va a colapsar contra el
planeta gaseoso en cuestión de días. La evacuación de la población se ha
organizado a toda prisa. El museo no es prioritario. Todo lo que él incluye
sucumbirá engullido en un inmenso mar amarillo pálido de hidrógeno, metano y
helio.
Adiós.
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