por Miguel Angel Marín
Águeda se puso muy pálida y no
contestó. Se encerró en su cuarto y pasó la noche llorando. Notó que algo se
rompía en su interior. Y algo oscuro, una sombra enorme, se instalaba en él. Una
desazón, una tristeza infinita colonizó su mente. Una rabia sorda crecía en sus
entrañas. A la mañana siguiente, siguió con sus bordados y encajes como si nada
hubiera pasado. Pero unos ojos expertos habrían advertido que los arabescos de
sus encajes ya no eran tan perfectos y sus bordados perdieron la maestría que
siempre le había caracterizado. Además se la veía cabizbaja, taciturna, silenciosa,
como metida para sí.
En Nochebuena preparó la cena,
como siempre, y sirvió a toda su familia, en la que ya se incluía el abogado,
ahora cuñado. Seguía silenciosa y triste, mientras el resto de comensales
disfrutaba de una espléndida cena y daban buena cuenta de varias botellas de
vino. Mientras servía el consomé su hermana Luisa se fijó en ella y le dijo:
-
Hija, qué cara. Anímate un poco. Alégrate al
menos por mí y mi reciente matrimonio.
-
Me parece que ese es el problema. Estaba
coladita por tu abogado – Añadió su hermana mediana con malicia.
-
Yo la trabajaba por si tú me dabas calabazas –
bromeó el abogado
Toda la familia estalló en risas.
Águeda se quedó a medio servir a
su madre. Dejó caer la sopera que se rompió en mil pedazos manchando a todos
los que se hallaban cerca.
-
Inútil. ¿Pero qué has hecho? Recógelo todo ahora
mismo – ordenó su madre.
Águeda se quedó inmóvil,
encogida. Muy lentamente fue subiendo la cabeza. En sus ojos apareció un fulgor
nuevo, rojizo. De su interior emergía una fuerza incontrolable, destructora.
Extendió las manos y todos quedaron inmovilizados, como congelados en el
tiempo. Sus rostros mutaron de la sorpresa al terror. Un anillo de fuego creció
desde sus dedos y fue extendiéndose hasta abarcarlos a todos. Notaban con
horror como se quemaba su ropa, su carne, sintiendo un dolor espantoso, pero no
podían moverse.
La casa ardió entera hasta los
cimientos. Los bomberos no pudieron encontrar la causa del incendio. Solo
quedaron cenizas y algunos huesos calcinados.
Me encanta
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